miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿Y que onda conmigo?


A veces cuando nos ponemos a pensar sobre la problemática ambiental nos podemos preguntar, ¿y yo qué? Tu crees que no eres imporante para hacer cambios tanto negativos como positivos a nivel global?


Pues no se puede separar la cultura y la preservación de la diversidad biológica, ya que no es suficiente el conocimiento científico para lograr una conservación de la biodiversidad.

Hay gran diversidad de culturas y cada cultura tiene diferentes puntos de vista acerca de cómo usar (y preservar) los recursos naturales. A lo largo del tiempo la relación entre sociedad y naturaleza se ha deteriorado, mas marcadamente en los ambientes urbanos, donde una gran parte de la sociedad creciente esta concentrada en los suburbios de nuestras ciudades del mundo en desarrollo, y se han olvidado rápidamente de la cultura agrícola de sus orígenes. El hombre ha buscado quitar el “estado salvaje” de nuestras vidas diarias, hemos trabajado para simplificar las comunidades naturales que nos rodean, con la esperanza de hacer nuestro ambiente mas manejable, esperando estar mas seguros. Pero esto en realidad no esta pasando, mas bien hemos generado cambios incontrolables.

Dado esta problemática, la única manera para restaurar la saludable relación entre naturaleza y sociedad es hacer un esfuerzo conciente para recuperar una apreciación de la naturaleza para entender una vez más nuestro lugar dentro de ella, así como los vínculos que existen y el respeto que se necesita.

Tenemos primeramente que tener claro qué queremos preservar y estar dispuestos a asumir el costo social y económico que represente esta conservación. Debemos poner en acción nuevas propuestas de áreas protegidas así como también propuestas para áreas existentes. La política de conservación debe tener un enfoque integral que tome aspectos biológicos, sociales y económicos en consideración en conjunto.

[1] HALFFTER, Gonzalo. 2005. Towards a culture of biodiversity conservation. Acta Zoológica Mexicana. Año/vol 21, numero 002. Instituto de Ecología A.C. Xalapa México, pp 133-153

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